Doveland “vive” en la memoria de algunas personas que dicen haberla conocido o tener familiares y amigos que la visitaron o habitaron allí por algún tiempo. Quizá pueda tratarse de una leyenda que alguien generó y fue contagiando muchas mentes que aportaron información que se fue fortaleciendo o tal vez existió y algún desastre natural la borró del mapa.
Si existió Doveland o no, es algo que desvelaremos en este recorrido histórico que nos lleva a la década de los años 90 cuando, supuestamente, desapareció con sus habitantes, casas y edificios sin que haya un rastro físico o registros que sirvan de referente para datar su existencia.
La curiosidad alimenta el nombre de Doveland
Sin duda, una ciudad desaparecida a la que parece haberse tragado la tierra, provoca gran curiosidad.
Lo cierto es que en archivos estatales de Estados Unidos no existen documentos que incluyan nombres de personas que nacieron o murieron allí, registros de propiedad de inmuebles que hubieran ocupado, escuelas donde niños y jóvenes se formaron, cafeterías para pasar el rato, tiendas para la compra de víveres o iglesias que tuvieran como sede a Doveland.
Y si miras un mapa de Wisconsin esta ciudad tampoco aparece. Incluso si pensamos en Doveland como un pueblo fantasma, vienen a la imaginación calles desiertas y construcciones en ruinas donde alguna vez habitaron personas de carne y hueso que decidieron irse por alguna eventualidad ¡Si, pudo ser! Pero entonces ¿dónde están las evidencias?
¡No las hay! Sin embargo, varias teorías tratan de explicar este curioso asunto…
Fue sede de un proyecto militar secreto
Basados en testimonios de quienes la “recuerdan”, Doveland se ubicó al lado del pueblo de leñadores Werner German Town. Pero el misterio continúa porque algunos relatos sobre lo que sucedía allí lo explican como zona habitada por militares que no hablaban de su actividad por tratarse de una misión de carácter confidencial.
Se dice que en Doveland, donde habrían habitado entre dos mil y tres mil personas, se desarrollaba el “Proyecto Sanguine” de la Armada de los EE. UU que, mediante una antena emisora de ondas de radio de baja frecuencia, establecía comunicación con submarinos para prevenir ataques nucleares. Este proyecto no se realizó, ya que la antena gigante habría cubierto dos quintas partes del estado de Wisconsin. Por ello, los habitantes protestaron enérgicamente ante el impacto ambiental que su instalación implicaba.
Sin embargo, sí se desarrolló el Proyecto ELF, mucho menos ambicioso, que incluía dos transmisores ubicados en Clam Lake, Wisconsin, para enviar mensajes de texto con órdenes de tipo operativo a buques ubicados estratégicamente.
A Doveland la destruyó un terremoto
Otra teoría que ganó terreno sobre la desaparición de este pequeño pueblo indica que un terremoto de gran magnitud generó un enorme hueco que se tragó todo lo que pudo haberse levantado allí, incluyendo, por supuesto, a sus habitantes.
Pero, durante los movimientos sísmicos registrados en Wisconsin, no ha quedado evidencia de un pueblo desaparecido. El último, de magnitud 1.5 en la escala de Richter, ocurrió en 2012.
¿Es invisible al ojo humano?
Si no hay evidencias de un pueblo succionado por un hueco enorme en la tierra, aún menos probable es que encontremos información sobre la intervención extraterrestre en Doveland.
Aun así, algunas teorías más osadas han intentado justificar la existencia de este pueblo apelando a la posibilidad de que tecnologías desconocidas —atribuidas a seres de otros mundos— pudieran haberlo hecho existir de forma invisible al ojo humano. Se trata, sin embargo, de hipótesis que suponen condiciones ajenas a nuestra percepción convencional y que, por su naturaleza fantástica, se sitúan fuera del ámbito de la investigación histórica. Tales ideas, sin respaldo documental ni técnico verificable, no pueden ser consideradas dentro del marco divulgativo que aquí nos ocupa. En todo caso, la respuesta sería más fantástica que la interrogante misma.
Una represa rota sería la causa
Si bien varias represas han causado estragos en localidades de Wisconsin, es lógico pensar que después del desastre queden evidencias de la destrucción de un pueblo o ciudad ¡No es el caso de Doveland!
Por ejemplo, de la destrucción de la Presa Millpond en julio de 2014 en Manawa, Wisconsin, hay información de sobra. La presa cedió ante las lluvias torrenciales que abrieron un gran boquete y la fuerza del agua afectó con inundaciones a cuatro condados ubicados al noreste del estado.
Souvenirs específicos sobre este pueblo perdido
¿Cómo podría alguien guardar recuerdos sobre un lugar que, al parecer, jamás existió?
El “efecto Mandela” describe cómo muchas personas comparten relatos que nunca vivieron, convencidas de que son reales.
Y, como en el caso de Doveland, estos recuerdos “falsos” tal vez generados por los propios habitantes del estado de Wisconsin, se materializan en productos de mercadeo —como hoodies, mugs, camisetas y hasta fotos, por ejemplo— afianzando remembranzas de un lugar que, a todas luces, es ficticio. Pues, sin prueba alguna de que existió, podemos concluir que simplemente se escapó del imaginario popular.
El hecho de que se fabriquen objetos que hacen alusión a Doveland, puede explicarse por rastreadores de motores de búsqueda por parte de usuarios deseosos de encontrar referentes de este lugar.
Hay pueblos que si desaparecieron del mapa
En el estado de Wisconsin hubo pueblos reales que desaparecieron por diversas razones, pero quedaron evidencias. Estos son algunos interesantes ejemplos:
- Koshkonong Village del condado de Jefferson, desapareció por efectos de la construcción de ferrocarriles que generaron cambios en rutas comerciales, afectando a nativos y colonos noruegos en el siglo XIX.
- Dunnville, ubicado en el condado de Dunn, experimentó el abandono de sus habitantes que vieron acabarse la industria forestal que, a mediados del siglo XIX, les servía de sustento.
- Gratiot´s Grove, condado de Lafayette, fue fundado a comienzos del siglo XIX por mineros de plomo quienes abandonaron el lugar cuando la mina se agotó.
Conclusión: Entre el mito y la memoria
Doveland, Wisconsin, nunca figuró en un mapa ni dejó huella en los archivos estatales, pero su nombre resuena con una fuerza que desafía la lógica de la ausencia. No hay ruinas, registros ni testigos fiables que respalden su existencia, y sin embargo, cobra vida en las historias de quienes juran haber caminado por sus calles, en los hoodies y tazas que venden en internet.
Quizá la respuesta no esté en buscar pruebas físicas, sino en reconocer que Doveland es, ante todo, un espejo de nuestra necesidad de misterio, la fuerza del mito alimentado por inverosímiles teorías.
Su leyenda, sustentada en teorías sobre proyectos militares secretos o terremotos olvidados, refleja algo profundamente humano: el deseo de que, más allá de lo que los archivos confirman, existan rincones del mundo que escapen al control de la razón. En eso radica su magia.
Doveland no es un pueblo perdido, sino un recordatorio de que, a veces, las historias más poderosas son aquellas que nunca ocurrieron… pero que, de algún modo, necesitamos que hayan existido.