En el centro de la campiña inglesa se erige un gran y misterioso monumento de piedras, Stonehenge. Sus enormes monolitos dispuestos en un círculo han fascinado a historiadores y curiosos por años.
¿Qué secretos esconde Stonehenge?. En este artículo hablaremos sobre algunos misterios de Stonehenge, explorando su origen, construcción y su funcionalidad.
¿Qué es Stonehenge?
Stonehenge es una maravilla arqueológica que se encuentra en la llanura de Salisbury, en el condado de Wiltshire, en el sur de Inglaterra, a 130 km de Londres. Es un monumento megalítico tipo crómlech —disposición circular de piedras—, construido sin el uso de mortero.
Esta estructura megalítica está compuesta por un círculo externo de aproximadamente 30 metros de diámetro, formado por 30 piedras sarsen dispuestas verticalmente, algunas de ellas coronadas por dinteles que alcanzan los siete metros de altura. Asimismo, en un círculo interno con más de 50 piedras azules y, en forma de herradura, se encuentran tres grandes trilitos (originalmente había cinco), que se alzan imponentes para dar más vistosidad y misterio al lugar. Y, aunque están fuera del círculo, la «piedra del Talón» y «la piedra de la matanza» forman parte de este monumento.
Este crómlech ha sido modificado con los años por los constructores agrícolas y sus sucesores, así como en el siglo XX para su restauración.
¿Cuándo se construyó esta maravilla neolítica?
Stonehenge no fue creado en un solo intento. Este se empezó a construir hace aproximadamente unos 3000 años a. C., a finales del Neolítico y la Edad del Bronce temprana.
En sus inicios no fue tal y como lo conocemos hoy. Esta construcción monolítica tuvo varios cambios a lo largo de los años. Pero, ¿cuál fue el propósito de los primeros constructores?, ¿por qué Stonehenge se fue modificando con los años?
Estas preguntas aún no se han podido responder.
¿Quiénes construyeron este monumento de piedras?
En el siglo XII se pensaba que los megalitos fueron trasladados por el mago Merlín para erigir un monumento funerario en honor a los caídos; creencia que perduró hasta el siglo XVI. Esta idea fue planteada por Geoffrey de Monmouth en su «Historia de los reyes de Britania» en 1136 y ganó fuerza en la sociedad de aquellos tiempos.
A partir de entonces, se ha adjudicado la construcción del monumento megalítico a fenicios, daneses, romanos, griegos, egipcios (aunque poco probable que llegaran a las islas británicas) y, con mayor ahínco, a los druidas. Estos últimos, por estar asociados a la celebración de ceremonias en lugares naturales considerados sagrados.
Pero todo ello se descartó gracias a investigaciones científicas, llevadas a cabo en el año 2019 y publicadas en la Revista Nature Ecology & Evolution. Este estudio, realizado con ADN antiguo de restos humanos hallados cerca de Stonehenge, reveló que las comunidades agrícolas que lo construyeron llegaron a las islas británicas hacia el 4000 a.C. Es decir, eran pueblos foráneos que se establecieron allí.
Estas comunidades agrícolas neolíticas son descendientes de poblaciones provenientes de Anatolia (actual Turquía), que se movieron por la península de Iberia y otros lugares, antes de llegar a Gran Bretaña. Ellos conocían muy bien la agricultura y tenían grandes conocimientos sobre construcciones con piedra, como son los monumentos megalíticos.
En España y Portugal se pueden encontrar ejemplares de estos monumentos de piedra, como es el caso del Dolmen de Menga y el Crómlech de los Almendros, respectivamente.
¿Era entonces Stonehenge importante para un solo pueblo?
Los arqueólogos creen que Stonehenge fue una empresa que unió a todos los pueblos neolíticos de ese entonces. Y por tanto, cada uno de ellos contribuyó activamente a su construcción.
Esto nos sugiere que, durante mucho tiempo, Stonehenge fue considerado un lugar sagrado que rompió fronteras.
¿Cómo construyeron Stonehenge?
Uno de los mayores misterios de Stonehenge fue cómo lo edificaron sus constructores.
Las grandes rocas fueron traídas de otros lugares. Luego, los constructores las tallaron y pulieron con martillos de piedra al llegar al sitio, pues no había grandes tecnologías en ese tiempo. Sin embargo, esto no impidió que las piedras se trabajarán de tal manera que tuvieran una apariencia suave para que se viera como un anillo continuo.
El crómlech de Stonehenge está compuesto por dos tipos de piedras. Las piedras más pequeñas, conocidas como piedras azules (por el aspecto que tienen al mojarse o recién tallarse), fueron trasladadas desde las colinas de Preseli, Gales. Ubicadas a 300 km de Stonehenge.
El otro tipo de piedras es más grande. Son las llamadas piedras de sarsen, de apariencia rectangular. Se cree que fueron extraídas de una cantera ubicada a unos 30 kilómetros del sitio, una distancia relativamente próxima considerando el contexto prehistórico y los medios de transporte de la época.
La teoría más común menciona que, estando ya las piedras en el sitio, se erigieron cavando un zanja y con una rampa de tierra, quizás, con la ayuda de palancas se ubicaban de manera vertical. Ahora bien, los dinteles se colocaban con rampas de tierra o con andamiajes de madera.
Las otras dos piedras de sarsen que están fuera del círculo son la «Piedra del Talón» y la «Piedra de la matanza». La primera, una roca erigida, de forma irregular, con un peso de 35 toneladas; y la segunda, ubicada de forma horizontal cuya composición hace una reacción con el agua de la lluvia que la hace ver roja y por ello, tal vez, su nombre tan peculiar.
Por otro lado, la «Piedra del altar» —que pesa seis toneladas— se encuentra en el centro del monumento, dispuesta de forma horizontal y parcialmente cubierta por dos piedras caídas. Su composición es de arenisca de formación antigua, originalmente rojiza, pero con tonalidades verdosas debido a procesos de alteración mineral a lo largo del tiempo.
Se pensó por décadas que la «Piedra del altar» provenía de Gales. Pero un estudio publicado en la revista Nature en agosto de 2020 reveló que esta piedra probablemente proviene de Escocia, lo que implicaría un recorrido aún más largo para llegar a Stonehenge que el de las piedras azules: aproximadamente 700 km.
La composición de este megalito presenta diferencias respecto a las demás piedras azules. Esto abre la posibilidad de ampliar el panorama arqueológico y establecer una clasificación distinta para esta piedra de Stonehenge.
¿Cómo trasladaron estas piedras?, ¿cuánto tiempo tardaron en moverlas a Stonehenge?
Eso se desconoce, pero se cree que las piedras fueron trasladadas mediante rodillos o trineos de madera, sujetos con cuerdas y movilizados con extrema cautela y coordinación.
Otros arqueólogos sostienen que las piedras fueron trasladadas por vía fluvial a través del río Avon, y luego movilizadas por tierra hasta el sitio de construcción.
Esto son solo teorías que no nos dan con certeza información de cómo se llegó a trasladar estos monolitos y construir Stonehenge. Pero, sin duda alguna, toda esta hazaña requirió una gran cantidad de personas para mover, por varios kilómetros, estas piedras tan pesadas hacia el lugar sagrado de Stonehenge.
¿Un monumento hecho por etapas?
Los arqueólogos plantean que hubo tres fases en la construcción de Stonehenge.
La primera fase de construcción fue alrededor del año 3000 a.C. Se edificó un henge con dos entradas. Este consiste en la excavación de una zanja de forma circular u ovalada con un terraplén exterior. El terraplén lo construían para tener privacidad en su interior. En este caso, el terraplén era doble, tenía uno externo y uno interno más alto.
Asimismo, en esta fase se excavaron 56 hoyos por el perímetro de la zanja de aproximadamente 90 centímetros de ancho y profundidad, separados entre sí por una distancia de cuatro metros y medio. Estos fueron descubiertos en el siglo XVII por el arqueólogo Jonh Aubrey. Es por ello que a estos se les conoce como «Los agujeros de Aubrey».
Se tiene la idea de que hubo unos postes de madera dentro de estos hoyos y una piedra en la entrada principal del monumento.
La segunda fase de construcción tuvo lugar entre los años 2800 y 2600 a. C., periodo en el que se realizaron importantes modificaciones al monumento. Se añadieron cuatro piedras en las esquinas del recinto, y en el centro se erigieron postes de madera dispuestos en forma de herradura, orientados hacia la segunda entrada. Durante esta etapa, Stonehenge también fue utilizado como cementerio, ya que los cuerpos eran incinerados y enterrados en los alrededores. En total, se han identificado restos de al menos 58 individuos en estos terrenos, lo que refuerza la hipótesis de su uso ritual y funerario.
Los arqueólogos creen que en un asentamiento que quedaba muy cerca de Stonehenge durante esta segunda etapa, conocido como Durrington Walls, vivieron los constructores de esta misteriosa maravilla. Este tenía pocas casas de techos de paja y, lo más curioso, se encontraron, en gran proporción, huesos de cerdos, que da pie a la teoría de la utilización de esta grasa animal para mover las piedras con los troncos de madera.
La tercera etapa, aproximadamente 500 años después, fue la incorporación de las piedras. No todas se colocaron de una vez.
Se maneja la teoría de que se edificaron primero, tres trilitos que están ubicados en forma de herradura. Luego se incorporaron las piedras sarsen y las más pequeñas.
En este tercer momento de fabricación del lugar, ya no se usaba como enterramiento. Solo se encontró un cadáver cerca del monumento. «El arquero de Amesbury» fue un hombre que murió de un modo violento y fue enterrado con objetos —incluidas flechas y oro— propios del periodo campaniforme.
Cada etapa en la creación del monumento reflejó la evolución cultural de quienes lo construyeron. No solo pertenece al Neolítico, sino que también muestra losas con perforaciones hechas con herramientas más sofisticadas de la Edad del Bronce temprana.
¿Qué misterio encierra la Piedra del Talón?
La «Piedra del Talón» de Stonehenge es una roca sarsen de forma irregular que se encuentra fuera del círculo del monumento. Esta se ubica en la Avenida de Stonehenge en posición de 27 grados.
¿Pero qué importancia tiene esta piedra que no está en el círculo principal?
Justo sobre esta piedra, en el solsticio de verano, nace el sol radiante. Este puede verse desde el centro del monumento, como en línea recta haciendo su entrada triunfal. Este impactante evento, visible para todos, envuelve el sitio en un aura mágica.
¿Para qué fue construido Stonehenge?
El uso de Stonehenge varió con el tiempo. Se manejan, con gran aceptación, tres teorías de su posible uso. En primer lugar, como un cementerio. En segundo lugar como un observatorio astronómico y, por último, un lugar de curación.
¿Era Stonehenge un lugar para enterrar a los muertos?
Sí. En un periodo, Stonehenge fue un cementerio donde sepultaron a los muertos. Estos eran incinerados. Se pueden observar los tumultos de tierra en las cercanías del lugar.
Se estima que Stonehenge fue considerado como signo de una muerte sagrada. En donde no solo se enterraban a los de la zona, sino a los de otras partes de Europa.
¿Fue Stonehenge construido como calendario solar?
Uno de las teorías más aceptadas es que Stonehenge fue construido para señalar eventos importantes y cruciales con respecto a cambios en la salida y ocultamiento del sol. Esto hace que se dé más fuerza a la idea de que era usado para ceremonias y rituales religiosos, así como los que marcan las estaciones y la agricultura, a la que se dedicaban al principio de su construcción.
En cuanto a la precisión de su alineación con los solsticios de invierno y verano, Stonehenge no tiene precedentes. El sol llega a alinearse perfectamente por todo el corazón del monumento, llenando de luz el centro del círculo. Este debió tener relevancia para puntualizar cuándo era el momento del año con más luz y cuándo comenzaba a oscurecer temprano.
¿Estar en Stonehenge era curativo?
Al parecer, las personas creían que peregrinar hasta Stonehenge sanaba algunas dolencias o enfermedades y, en especial, que las piedras azules tenían propiedades curativas. En esto, el aspecto religioso, era muy importante.
Pero con exactitud, no llegaremos a saber qué motivaba a las personas para creer que en este lugar encontrarían el milagro.
Experimentar un viaje mágico al pasado
Hoy podemos visitar Stonehenge y vivir esta experiencia con la historia neolítica y la naturaleza. Este monumento sigue siendo un lugar sagrado para los paganos y druidas actuales.
Cada año lo visitan miles de turistas, en especial, el 21 de junio, en el solsticio de verano, donde podrán ver la salida del astro rey sobre la piedra del Talón; un espectáculo sin igual.
Stonehenge es una peregrinación hacia lo misterioso y sagrado que ha dejado huella en la humanidad. Con cada estudio actual, se abre un nuevo rincón por descubrir en su interior y su relación con monumentos neolíticos cercanos: a veces confirmando teorías, otras añadiendo nuevas incógnitas.
Lo que sí sabemos con certeza es que Stonehenge seguirá revelando secretos a quienes se atrevan a mirar más allá de sus piedras. Cada milímetro de este monumento ancestral guarda una historia aún por descifrar.