La mayoría de los escándalos religiosos involucra dinero, poder, relaciones íntimas o una combinación de ellos. Sin embargo, hasta el arte medieval dejó una huella incómoda en la historia de la iglesia. ¡Conozcamos tan solo 13 eventos que escandalizaron el entorno religioso en la Antigüedad!
1. El papa que enjuició a su predecesor muerto
Cuando Esteban VI llegó al poder en el año 896, Formoso tenía meses muerto. Pero una de sus primeras órdenes fue la de exhumar el cadáver, vestirlo con las túnicas papales y ponerlo en el trono para enjuiciarlo.
Luego del “Sínodo del Cadáver”, Formoso fue declarado culpable de diversos cargos y anulados sus actos como papa.
Su cadáver fue arrastrado por las calles y arrojado al Tíber.
2. Las traviesas monjas en el Priorato de Littlemore
En 1517, el Priorato de Littlemore en Oxfordshire (Inglaterra) recibió la visita de un obispo local para inspeccionar el sitio, descubriendo un comportamiento bastante inusual y escandaloso por parte de las monjas. Supuestamente, las religiosas jugaban de una forma no muy inocente con los niños en el claustro.
También se cuenta que la priora tenía una ilegítima hija con un sacerdote y hasta había hurtado bienes de la iglesia para venderlos y así tener para la dote de su hija.
Las monjas no se arrepentían de su comportamiento, tanto así que a una de ellas la pusieron en el cepo y otras derribaron una puerta para liberarla. No conforme con eso, incendiaron el cepo y destrozaron una ventana para poder huir del sitio. Al final, el convento fue clausurado por orden del cardenal Wolsey.
3. Un banquete “picante” en el Palacio Papal
Conocida como el “Banquete de las Castañas”, en octubre de 1501 se celebró una fiesta libertina en el Palacio Papal de Roma. El organizador de tal evento fue César Borgia, excardenal e hijo del papa Alejandro VI.
Como relata Burchard, había unas cincuenta mujeres de la vida alegre, a quienes llamaron “cortesanas” y bailaron con los comensales después de la cena, primero con ropa y luego sin ella.
Las castañas fueron esparcidas por el suelo para que las cortesanas las recogieran mientras los asistentes observaban. Según el cronista Johann Burchard, testigo directo de la escena, el Papa y su hermana estuvieron presentes durante todo el evento.
No obstante, hay quienes consideran que esta versión es exagerada, ya que esta versión proviene únicamente del testimonio de Burchard.
4. La monja que fingió su muerte para abandonar el convento
En 1318, en San Clemente (Inglaterra), habitaba una monja que estaba insatisfecha con su vida religiosa. Para huir, fingió una enfermedad que pronto acabó con su vida. Pero para lograr su cometido, tuvo que pedirle a otras monjas de San Clemente que enterraran un falso cuerpo.
De acuerdo con los registros episcopales del siglo XIV, la religiosa incurrió en el pecado de «engaño por lujuria carnal». En su defensa, abandonar la vida monástica era más frecuente de lo que se creía.
5. La cuchara especial de los herejes
Se sabe que la Iglesia siempre tuvo interés por los herejes, sobre todo en la Edad Media. Justamente, para finales de este período, fue más su preocupación y se aseguraba de que estos admitieran sus crímenes contra la religión, además de sus perturbadores actos libertinos.
Supuestamente, un hereje alemán (llamado Lepzet) confesó que su secta se congregaba en una cueva, donde su obispo colocaba en su recto el mango de una cuchara de plata, donde recibía una ofrenda.
Luego de este ritual, los congregados besaban el trasero del obispo antes de iniciar una fiesta colectiva de la carne, donde tenían relaciones íntimas mujeres con mujeres y hombres con hombres. Algunos historiadores creen que esto fue un invento de Lepzet.
6. Graffitis traviesos en las iglesias medievales
En iglesias de Inglaterra del siglo XIV, como Santa María en Ashwell (Hertfordshire), se hallan diversos grabados que dejan constancia de eventos trascendentales como la Peste Negra y la Revuelta Campesina.
Pero también tiene unas inscripciones en latín, que contienen desde frases populares hasta ciertos comentarios, tal vez de alguien descontento, como un arquitecto inconforme con ciertos acabados:
«Cornua non sunt arto compugenta sputuo» (Las esquinas no están bien unidas. Escupo sobre ellas). Se cree que este grafiti data de entre 1359 y 1400.
Otra inscripción dice así: «Archi(di)aconus Asemnes» (El arcediano es un asno). Finalmente, quizás un viejo sabio y borracho dejó constancia de esta reflexión:
«Ebrietas frangit quicquid sapienta tangit» (La ebriedad rompe todo lo que toca la sabiduría).
7. Arte medieval con humor en las iglesias
Las iglesias medievales están llenas de representaciones artísticas variadas, con temas simbólicos, mitológicos y bíblicos. Entre ellas, se encuentran escenas de animales, hojas y flores, a menudo con un toque de humor crudo o irónico.
Un ejemplo destacado es la Iglesia de Santa María en Redcliffe (Bristol), que alberga más de 1100 jefes de techo datados entre 1330 y 1446. Estas piezas no solo decoraban el espacio sagrado, sino que también transmitían mensajes visuales a los fieles.
Una de estas figuras es especialmente llamativa: representa a un hombre exhibicionista cuyo trasero parece moverse en el aire y defecar sobre quienes pasan debajo.
Aunque hoy pueda parecer grotesco, probablemente tenía un propósito simbólico: una crítica social o una advertencia moral con gran impacto visual para los visitantes.
8. El papa que fue papa en tres ocasiones
Considerado por muchos como un demonio del infierno, fue un personaje difícil de ser execrado por la Iglesia. La primera vez que fue papa tuvo que huir de Roma, luego de que los ciudadanos se rebelaran por su violento comportamiento.
Cuando regresó una segunda vez al poder, terminó por venderle el papado al futuro Gregorio VI, su padrino. Finalmente, recuperó el trono papal años después, pero los alemanes fueron quienes lo expulsaron para siempre de Roma.
9. Una mujer mostrando sus “partes” en las puertas y ventanas de las iglesias
Conocidas como sheela-na-gigs, son figuras talladas en piedra de una mujer desnuda, sentada con las piernas abiertas, mostrando sus partes íntimas. La iglesia de Santa María y San David, del siglo XII, en Kilpeck (Herefordshire), posee una obra arquitectónica de esta naturaleza.
Se cree que este tipo de representaciones se empezaron a tallar en Francia o España, entre los siglos XI y XVII. Aunque puedan sugerir “deseo”, quizá su propósito era una advertencia contra la lujuria o una protección contra el mal.
10. Un mural del Juicio Final bastante peculiar
En Salisbury, sobre el arco del presbiterio de la iglesia de Santo Tomás y San Edmundo, se halla un imponente mural sobre el Juicio Final, hecho en 1475 como una ofrenda de agradecimiento.
Esta composición tiene un rasgo muy interesante en la esquina derecha: una cervecera con jarra en mano que abraza a un demonio. Para aquella época, este oficio significaba muchos pecados: excesos, ociosidad, tentaciones, corrupción, entre otros.
Este detalle en el mural es una representación de la condenación, de que todos seremos juzgados según nuestros pecados. De hecho, al final de la pintura hay un mensaje: «Nulla est Redemptio» (No hay escapatoria para los malvados / No hay redención).
11. El papa que desató un “Juego de Tronos”
Urbano VI, papa electo en 1378, dividió la Iglesia en dos, desencadenando el Cisma de Occidente, donde dos máximas autoridades (y hasta tres, en algún momento) reclamaron el título de máximo líder. Este personaje usó una violencia brutal para deshacerse de sus detractores.
Esta división generó una rivalidad sin precedentes entre la Iglesia y sus seguidores cristianos, finalizando con el Concilio de Constanza (1414-1418).
12. Los monos en el arte medieval religioso
La presencia de monos en la Vidriera de Peregrinación, en la nave lateral norte de la Catedral de York, fue intencional, pues se tenía la creencia de que los simios “imitaban” el comportamiento de los seres humanos, como comer, cazar, jugar, tocar instrumentos, etc.
En el cristianismo, los monos se veían como imitadores irracionales y compulsivos de las acciones del hombre, exhibiendo estupidez, gula y vanidad; actos indudablemente pecaminosos.
13. El papa que se negaba a dejar el papado
En el año 955, el papa Agapito II nombró a su hijo Octavio, de 18 años, como su sucesor. Este adoptó el nombre pontificio de Juan XII. Durante su estadía en Roma, Juan supuestamente tuvo muchas amantes, despilfarró los fondos papales y hasta se comportó erráticamente con el emperador Otón. Este intentó destituirlo en el año 963, pero no lo consiguió.
Juan murió en el año 964, presuntamente de un derrame cerebral. Otra versión cuenta que estaba en la cama con la esposa de otro hombre, quien al hallarlos juntos lo lanzó por la ventana.
La historia de la Iglesia ha sido escandalosa época tras época y aún quedan muchos hechos sin conocer. Lo cierto es que algunas de estas cosas ―en la actualidad― no ofenden, sino que causan risa.