Como dice el adagio popular, la naturaleza es sabia. De eso queda constancia en los increíbles cambios que los humanos hemos experimentado desde que el primer Homo pobló la Tierra. Nuestros huesos, piel, cabello, dientes, estatura, vello corporal y otras características emocionales e intelectuales, se han adaptado a los enormes retos que la evolución nos ha planteado en millones de años
¿Qué tanto hemos cambiado y por qué? ¿Cómo fue que nos las arreglamos para ir del descubrimiento del fuego a la conquista de todos los rincones del planeta?
1. ¿Es verdad que nos separamos de los simios?
La ciencia, a través de datos genéticos y fósiles, estima que nuestro antepasado común con los chimpancés vivió en África hace aproximadamente 6 a 7 millones de años.
Hace 6 millones de años nos “divorciamos” de los simios y seguimos un camino evolutivo diferente. Aun así, compartimos con ellos cerca del 90 % de nuestro ADN.
2. Descendemos del Australopithecus
Podríamos venir de los géneros homínidos Ardipithecus, Orrorin y/o Sahelanthropus, pero la escasez de restos encontrados que lo corrobore nos deja con la duda.
Los científicos dicen que estos géneros son los responsables de la aparición del Australopithecus, nuestro antepasado, quien no solo dio comienzo al andar bípedo —aunque no lo mantenía todo el tiempo— sino al género Homo.
3. Comenzamos a eliminar bacterias de la dieta
¡El fuego nos cambió la vida hace aproximadamente 1 millón de años!
Descubrirlo y usarlo controladamente fue la clave para luchar contra bacterias existentes en la carne cruda.
Esta novedad en el consumo de proteína animal fue abono para drásticos cambios:
- El tracto digestivo humano se acortó porque el procesamiento del alimento era más fácil.
- Aumentó la energía del cuerpo.
- Creció la talla cerebral, así como la estatura de nuestros antepasados.
- Los dientes fueron transformándose en función de las variaciones en el consumo de alimentos en los últimos 2 millones de años.
4. ¿Para qué necesitábamos cerebros más grandes?
La respuesta a esta pregunta no está completamente clara para los científicos, pero muchos sostienen que los cambios climáticos —como la variabilidad ambiental, sequías prolongadas o escasez de recursos— obligaron a nuestros antiguos parientes a desarrollar estrategias complejas para la supervivencia.
Moverse de zonas hostiles a regiones con mayor disponibilidad de agua y recursos fue consecuencia de estrategias adaptativas diseñadas para la supervivencia. ¡Eso requirió cerebros más grandes!
5. Nos hicimos seres sociales
Aunque muchas especies, como leones o perros salvajes, cazan en manada y obedecen juntos a tácticas puntuales para aumentar su porcentaje de aciertos, el crecimiento del cerebro humano hizo no solo que diseñara y aplicara planes para conseguir alimentos, sino que derivó en cambios sociales mucho más sofisticados:
- Construcción de refugios fijos y otros transitorios para largas travesías.
- Intercambios de recursos entre grupos.
- Diseño de planes en equipo.
- Reconocimiento del comportamiento de la naturaleza y socialización de este conocimiento.
- Uso de pieles como abrigo para resistir climas fríos extremos.
Sin duda, convertirse en un ser social ha contribuido decisivamente a que hoy en día el Homo sapiens sea la especie dominante en la Tierra.
6. Las herramientas resolvieron muchos problemas
El cerebro humano de hace por lo menos 2.6 millones de años no paraba de pensar en cómo enfrentar el diario devenir.
La construcción de herramientas para matar y cortar presas o desprender pieles —como hachas, cuchillos y puntas de lanza de piedra— ayudó a resolver problemas y hacer la vida algo más sencilla.
7. Usaron flechas, lanzas y picos distintos
Diversas herramientas halladas en varias partes del mundo dan a entender que nuestros ancestros distribuidos en distintas partes del mundo, respondieron acertadamente a los retos que les imponían las dinámicas de la naturaleza.
Por ejemplo, las herramientas líticas del yacimiento arqueológico de Jebel Irhoud, en Marruecos, difieren en diseño y técnica de las puntas de lanza de piedra con astas de madera halladas en otros sitios del norte de África.
8. Otros cambios físicos sorprendentes
Nuestra anatomía de hoy es consecuente con necesidades muy distintas a las que experimentaron los humanos de hace millones o miles de años y por eso hemos venido cambiando progresivamente:
- Las muelas cordales, necesarias para triturar alimentos duros como músculos y tejidos fibrosos, otrora más grandes y similares a las de otros primates, se redujeron progresivamente.
- Nuestros antepasados usaron el cóccix para equilibrarse: hoy hace las veces de soporte muscular.
- Su vello corporal era más denso para protegerlos del frío y se erizaba, atrapando una capa de aire que los mantenía cálidos. Hoy es fino y parece servir principalmente como señal sensorial, más que como aislante térmico.
9. La fisonomía también experimentó variaciones
La necesidad de encontrar hábitats propicios hizo que el Homo sapiens comenzara a explorar el planeta recorriendo largas distancias.
A medida que se alejaron del ecuador y de su cuna africana, la piel se volvió más clara para facilitar la síntesis de vitamina D, y algunos rasgos faciales y del cabello mostraron variaciones regionales adaptativas.
En cuanto inició asentamientos y comenzó a seguir rutinas aprendidas, los huesos del cuerpo se hicieron menos gruesos —y, por lo tanto, más débiles— respondiendo a un estilo de vida más sencillo que ya no requería de enormes esfuerzos físicos.
10. Los individuos de ojos marrones ya no fueron únicos
Investigadores de la Universidad de Copenhague, quienes identificaron la mutación del gen OCA2, explican que esta surgió en una sola persona hace entre 8.000 y 10.000 años, probablemente al noroeste del Mar Negro.
Los científicos responsables del estudio, revelan que el mencionado gen “apaga” o limita la acción de la proteína P, encargada de dar al ojo la melanina de color marrón.
Esta mutación que dio origen al primer humano de ojos azules, se habría dado a finales de la edad de hielo.
11. Comenzamos a hablar al salir de África
Estudios realizados por George Poulos de la Universidad de Sudáfrica, quien ha dedicado su vida profesional a investigaciones inherentes al lenguaje y habla de los humanos, señalan que los Homo sapiens comenzaron a “hablar” cuando decidieron migrar fuera de África.
La aparición del gen del habla no solo les permitió comenzar a comunicarse con sonidos, sino que progresivamente los llevó a la cima como especie dominante.
Según Poulos, partes del tracto vocal conectadas con el cerebro abrieron la puerta a los sonidos. A este enorme progreso contribuyó el aporte de omega 3 que recibieron de animales marinos.
Este proceso comunicativo complejo se consolidó entre 100.000 y 50.000 años, período en el que se evidencia un salto en la simbolización, arte y herramientas, indicadores del lenguaje plenamente desarrollado.
12. Con colores básicos tiñeron el relato de su realidad
La necesidad de comunicar experiencias tiene decenas de miles de años, pero nadie puede negar que representarlas con pigmentos y colores fue un avance cultural extraordinario.
El arqueólogo Adam Brumm de la Universidad Griffith de Brisbane, Australia, recuerda su asombro ante el descubrimiento de una pintura rupestre de cerdos color ocre en la cueva Leang Tedongnge en Indonesia.
Estos animales coloridos fueron pintados por la mano humana hace 45.000 años.
13. Utensilios para cocinar con mayor comodidad
Ejemplares de recipientes de cerámica fabricados hace 20.000 años provenientes de la cueva china de Xianrendong, evidencian que el sedentarismo humano dio pie a la creación de objetos cada vez más sofisticados.
Otras evidencias que datan de entre 16.000 y 18.000 años encontradas también en China, en la cueva de Yuchanyan, muestran riqueza en el diseño y la decoración de artefactos cerámicos para uso alimentario.
14. Se volvieron agricultores
La agricultura fue otro avance significativo para los humanos de hace 12.000 años que pasaron de ser cazadores y recolectores nómadas a asentarse y dar inicio a la siembra en lo que ha dado en llamarse “Revolución Neolítica”.
El cultivo de la tierra y cría de animales generó toda suerte de cambios: poco a poco surgieron pueblos, ciudades y grandes civilizaciones y la población mundial se hizo cada vez más numerosa.
Se cree que las variaciones climáticas posteriores a la última glaciación favorecieron el desarrollo de la agricultura.
15. Expansión por el mundo
Nuestra evolución aporta datos increíbles sobre los cambios de los seres humanos, varios de los cuales hemos reseñado.
Muchas de las adaptaciones genéticas actuales se originaron en poblaciones de Homo erectus que salieron de África hace cerca de 1,8 millones de años, dispersándose hacia Asia y Europa en busca de nuevos recursos y hábitats.
Los Homo sapiens, por su parte, paulatinamente poblaron el mundo así:
- Llegaron al norte de Europa hace aproximadamente 45.000 años.
- Colonizaron Australia y Nueva Guinea hace al menos 65.000 años.
- Arribaron a islas remotas del Pacífico hace menos de 3.000 años (no 30.000).
- Entraron a América, llegando a México y el extremo sur de Chile, entre hace 16.000 y 14.000 años.