Aunque los neandertales (Homo neanderthalensis) y los humanos modernos (Homo sapiens) son especies distintas del mismo género Homo, los fósiles hallados en la cueva de Skhul, en el Monte Carmelo (Israel), ofrecen pistas clave sobre la presencia temprana de Homo sapiens fuera de África. Uno de estos fósiles pertenece a un niño de unos 5 años que vivió hace aproximadamente 100.000 a 130.000 años. Aunque en el pasado se especuló con que podría ser un híbrido, los estudios actuales lo clasifican como Homo sapiens con cierta robustez morfológica, pero no hay evidencia genética ni anatómica concluyente de que sea el resultado de un cruce con neandertales. ¿Qué pudo incidir para que se pensara en un cruce? ¿Dónde y en qué circunstancia sucedieron los encuentros?
El cráneo del niño de Skhul, descubierto hace casi un siglo, presenta características propias de Homo sapiens, como una frente vertical y una bóveda craneal redondeada. Algunos rasgos, como la mandíbula robusta, fueron en su momento interpretados como posibles influencias neandertales, pero hoy se entienden como variación normal dentro de poblaciones tempranas de humanos modernos. Hasta la fecha, no se ha podido extraer ADN de este fósil, por lo que no existe prueba directa de mezcla genética en este individuo.
Cráneo de Homo sapiens y mandíbula neandertal
El estudio de este fósil descubierto hace 90 años, evidencia que neandertales y Homo sapiens se mezclaron en Israel e intercambiaron genes.
El resultado de los análisis muestra a un niño cuyo cráneo tiene características de Homo sapiens pero tanto su mandíbula, como la forma del oído interno y el sistema de irrigación de sangre al cerebro, provienen de la especie neandertal.
Las pruebas de intercambio genético corresponden al trabajo de especialistas del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y de la Universidad de Tel Aviv.
Los neandertales estuvieron mucho tiempo en Israel
Los neandertales estuvieron presentes en el Levante (actual Israel y alrededores) al menos desde hace 120.000 años, como lo demuestran fósiles hallados en la cueva de Tabun. Por su parte, Homo sapiens evolucionó en África hace unos 300.000 años y realizó al menos una migración temprana al Cercano Oriente entre 120.000 y 90.000 años, como lo confirman los fósiles de Skhul y Qafzeh.
Estas poblaciones tempranas de humanos modernos no dejaron descendencia genética directa en los humanos actuales, según los estudios genómicos más recientes.
Otro esqueleto tiene rasgos de los dos grupos de humanos
En 1998 se descubrió en Portugal el esqueleto de un niño que data, aproximadamente, de 24.500 años, conocido como el Niño de Lagar Velho. Algunos investigadores propusieron que mostraba rasgos mixtos de Homo sapiens y neandertal, lo que sugeriría hibridación tardía.
Sin embargo, la mayoría de los expertos considera que sus características anatómicas entran dentro de la variabilidad de Homo sapiens, y no hay evidencia genética que respalde un origen híbrido.
Además, los neandertales ya estaban extintos en Europa occidental desde hacía más de 15.000 años, lo que hace improbable un cruce en esa época.
No venimos de una evolución en línea
Los fascinantes estudios que hemos reseñado, amplían el panorama evolutivo humano y demuestran que para llegar al hombre moderno se dieron intercambios ocasionales y desordenados, pero, al fin y al cabo, fluidos y enriquecedores en términos de ideas, tecnología y genética.
No venimos de una línea única en la que simplemente una especie dominó a otra y ocasionó su extinción. Los grupos de humanos se encontraron, se mezclaron y aprendieron unos de otros aportando a la evolución desde su identidad.
La arquitectura del cráneo del niño de la cueva de Skhul, según los científicos, es evidencia de cambios cognitivos, de comportamiento social y percepción del mundo que resultaron de aportes de sus padres Homo sapiens y neandertal.
¿Criaron juntos a sus hijos?
Aunque hay indicios de que Homo sapiens y neandertales coexistieron en regiones como el Levante durante miles de años, no existe evidencia directa de que formaran familias mixtas o criaran hijos juntos de manera organizada.
Algunos sitios arqueológicos muestran transiciones o similitudes en herramientas, pero atribuir prácticas funerarias “combinadas” a una convivencia social estrecha va más allá de lo que los datos actuales permiten afirmar.
Mestizaje extendido
Los análisis genómicos indican que el principal episodio de hibridación entre Homo sapiens y neandertales ocurrió una sola vez, probablemente en el Cercano Oriente, hace entre 50.000 y 60.000 años.
Aunque no se descartan contactos menores posteriores, no hay consenso sobre un flujo genético continuo durante miles de años. La presencia de ADN neandertal en humanos no africanos actuales (1–4%) proviene en gran parte de ese evento inicial.
También nos relacionamos con denisovanos
Al sur de Siberia, en la cueva Denisova, fue hallado un dedo cuya secuencia de ADN indica que se trata de un homínido muy antiguo perteneciente a un grupo de individuos que comparte su origen con los neandertales.
Aplicando un nuevo método que detecta introgresión arcaica a más de 5.000 genomas de personas de Oceanía y Eurasia, los científicos encontraron ascendencia denisova en papúes, indígenas de Nueva Guinea.
La conclusión es que los humanos modernos no solo se mezclaron con neandertales sino con denisovanos.
No conocemos mucho de los denisovanos pero…
Aunque la ciencia no dispone de mucho material de estudio de los denisovanos, un hueso de la mano y otro del pie, así como dos dientes, han sido suficientes para comenzar a indagar sobre su existencia.
Análisis de ADN aplicados a estos restos en el año 2010, indican a los científicos que hubo cruces de denisovanos y neandertales.
Se ha comprobado adicionalmente que 5% del ADN denisovano está presente en pobladores de Papúa, Nueva Guinea y Oceanía.
Una vez que los Homo sapiens salieron de África para explorar nuevos horizontes, se encontraron con neandertales y denisovanos hace por lo menos 50.000 años, generando un interesante mestizaje presente en el ADN del hombre moderno de varias partes del mundo.