Pragmáticos, estrategas o intelectuales —desde los antiguos faraones hasta las dinastías europeas— han buscado en lo esotérico una manera de ampliar su poder, determinar los momentos propicios para eventos significativos o encontrar sanación y protección frente a la adversidad. Repasemos 12 episodios fascinantes en los que la realeza y lo oculto se tocaron.
1.- El emperador que buscó la inmortalidad
Qin Shi Huang (259–210 a.C.), el primer emperador de China, mandó construir el célebre ejército de terracota para protegerse en el más allá. En su época, se creía que el mercurio podía prolongar la vida, por lo que sus fangshi (expertos esotéricos) le administraban pócimas con este compuesto, posiblemente causándole una intoxicación crónica.
Según el historiador Sima Qian, el mausoleo imperial incluía “ríos y mares” de mercurio como representación simbólica del imperio. Estudios modernos han detectado concentraciones elevadas de este elemento bajo el suelo del mausoleo, lo que sugiere que la descripción antigua podría tener fundamento, aunque el sitio aún no ha sido excavado por completo.
2.- Los onmyōji de la corte Heian
El período Heian (794–1185) fue una época de esplendor cultural en Japón, con la corte imperial establecida en la actual Kyoto. En ese contexto surgió la figura del onmyōji, experto en cosmología, astrología y rituales de purificación, cuya función era asesorar a la corte en asuntos espirituales y de augurios.
El más célebre fue Abe no Seimei (aprox. 921–1005), quien sirvió bajo varios emperadores y dejó una huella duradera en la tradición esotérica japonesa. En la actualidad, Kyoto alberga el Santuario Seimei y el Puente Ichijō, construidos en su honor, y su figura sigue inspirando festivales, novelas y películas.
3.- Presagios de conquista
Moctezuma II (1466–1520), penúltimo tlatoani mexica, recibió a Hernán Cortés con cautela, influido por una serie de presagios interpretados por los sabios, sacerdotes y adivinos de su corte.
Aunque algunos cronistas españoles —como Bernal Díaz del Castillo y fray Diego Durán— interpretaron que Moctezuma confundió a Hernán Cortés con Quetzalcóatl, los registros indígenas recopilados por fray Bernardino de Sahagún en el Códice Florentino destacan una serie de presagios ominosos previos a la llegada de los forasteros.
Entre ellos se cuentan la aparición de un cometa, el incendio del templo de Huitzilopochtli y la visión de una criatura bicéfala en el lago Texcoco, descrita como un ser extraño capturado por pescadores y presentado al tlatoani.
Estos fenómenos fueron interpretados por los sabios y sacerdotes mexicas como anuncios de grandes cambios para el imperio.
4.- Nostradamus: astrólogo de la reina
Catalina de Medici (1519–1589), reina consorte de Francia y regente intermitente durante los reinados de sus hijos, creció en una Florencia marcada por el humanismo renacentista y el interés por la astrología y el neoplatonismo.
En ese contexto, mantuvo vínculos con figuras como Cosimo Ruggieri, astrólogo de confianza en su corte. En medio de las guerras de religión entre católicos y hugonotes, Catalina recurrió ocasionalmente a magos y astrólogos como parte de su estrategia de supervivencia política.
Su relación con Michel de Nostredame, conocido como Nostradamus, está documentada: lo convocó en 1556 para elaborar horóscopos de sus hijos. Aunque se ha interpretado que Nostradamus predijo la muerte de Enrique II y el breve reinado de los hijos de Catalina, estas lecturas provienen de fuentes posteriores y no están explícitas en sus profecías.
5.- Solimán el Magnífico y el eclipse solar
En 1533, el imperio otomano estaba regido por el sultán Solimán el Magnífico (1494–1566), quien planeaba una campaña contra los safávidas persas para consolidar el control sobre Mesopotamia.
Según algunas interpretaciones, los astrólogos de la corte podrían haber advertido sobre un eclipse solar en la constelación de Leo, considerado un mal augurio. Sea como fuere, Solimán decidió aplazar su partida y envió primero a su gran visir y hombre de confianza, Ibrahim Paşa.
Al año siguiente, bajo condiciones más favorables, el sultán encabezó personalmente el ejército y tomó Bagdad en 1534, fortaleciendo la presencia otomana en la región.
6.- Los alquimistas de la corte de Rodolfo II
Rodolfo II de Habsburgo (1552–1612), emperador del Sacro Imperio, fue un ferviente mecenas de alquimistas, astrólogos y ocultistas en su corte de Praga. Entre los más célebres se cuentan los ingleses John Dee (1527–1608), matemático y astrólogo de Isabel I, y su colaborador Edward Kelley (1555–1597), quien afirmaba recibir mensajes de ángeles en un lenguaje secreto que Dee registraba meticulosamente.
Kelley fue recibido con entusiasmo por Rodolfo II, quien esperaba que le revelara secretos alquímicos, incluida la piedra filosofal. Sin embargo, tras años de promesas incumplidas, Kelley fue encarcelado por el emperador. Murió en circunstancias poco claras, posiblemente a causa de las heridas sufridas al intentar escapar de prisión.
7.- Al servicio secreto de Su Majestad
Durante su estancia en Praga, John Dee mantuvo correspondencia con Isabel I de Inglaterra, y algunos autores modernos —como Richard Deacon— han sugerido que firmaba con el número “007”, indicando que sus mensajes eran “solo para los ojos de la reina”.
Aunque esta hipótesis ha sido popularizada por la cultura pop, no existen pruebas documentales que confirmen el uso de dicho código. Se ha especulado que Ian Fleming, creador de James Bond, pudo haberse inspirado en esta leyenda, aunque tampoco hay evidencia directa.
Lo cierto es que Dee regresó a Inglaterra para encontrar su casa saqueada, y aunque recibió apoyo limitado de la reina, nunca recuperó el prestigio de sus años anteriores. Murió en 1608, en relativa pobreza.
8.- Misas negras y venenos en la corte del “Rey Sol”
En 1679, durante el llamado Affaire des Poisons, las autoridades francesas iniciaron una investigación sobre una red de brujería, venenos y rituales ocultistas que involucraba a miembros de la alta sociedad.
Entre las figuras centrales estaba Catherine Deshayes, conocida como “la Voisin”, adivina y proveedora de horóscopos, talismanes y los llamados “polvos de sucesión”, venenos difíciles de rastrear usados para eliminar rivales o acelerar herencias.
Bajo tortura, La Voisin implicó a madame de Montespan, amante de Luis XIV, en misas negras y uso de pociones mágicas para conservar el favor del rey. Aunque no se presentaron pruebas concluyentes, la investigación fue discretamente cerrada por orden real.
La Voisin fue ejecutada en la hoguera en 1680, y la relación entre Luis XIV y Montespan se deterioró progresivamente.
9.- Ecos del más allá en Balmoral
En 1861 falleció el príncipe consorte Alberto (1819–1861), esposo de la reina Victoria (1819–1901), dejándola profundamente desconsolada. La monarca expresó en cartas y diarios haber sentido la presencia de Alberto en múltiples ocasiones, convencida de que su espíritu la guiaba.
Durante sus estadías en Balmoral, Victoria desarrolló una estrecha amistad con el escocés John Brown, antiguo ayudante de Alberto, de quien algunos cortesanos insinuaban que tenía una conexión espiritual con el difunto príncipe.
Aunque el espiritismo estaba en auge en la Inglaterra victoriana, no existen pruebas concluyentes de que Victoria participara en sesiones formales. Buena parte de sus escritos personales fueron transcritos y censurados por su hija, la princesa Beatriz, lo que dificulta conocer con certeza sus creencias más íntimas.
10.- El místico y la emperatriz
En 1907, tras una grave crisis de hemofilia del zarevich Alexei (1904–1918), la zarina Alexandra (1872–1918), desesperada por encontrar alivio para su hijo, recurrió al místico Grigori Rasputín, presentado por su dama de compañía Anna Vyrubova.
Rasputín rezó por el niño —en ocasiones incluso a distancia— y, tras una aparente mejoría, la zarina interpretó su intervención como una señal divina. Profundamente religiosa, Alexandra le otorgó a Rasputín un acceso sin precedentes a la intimidad de la familia imperial.
La creciente influencia del místico en asuntos cortesanos y políticos contribuyó al descrédito de los Romanov, alimentando el malestar social que precedió a la Revolución de 1917.
11.- Diana de Gales y su búsqueda de la espiritualidad
La princesa Diana (1961–1997) fue otro miembro de la realeza británica que mostró interés por el mundo espiritual. Se sabe que visitó sanadores, astrólogos, lectores de tarot, médiums y terapeutas de cristales, como parte de su búsqueda personal de bienestar y sentido.
Entre ellos se cuenta la médium británica Rita Rogers, quien ha declarado que Diana la consultó en varias ocasiones, posiblemente con el deseo de contactar con el espíritu de su padre, John Spencer.
Aunque estas prácticas no fueron oficialmente reconocidas por la Casa Real, forman parte del retrato íntimo de una figura que buscó respuestas más allá de los límites institucionales.
12.- Marta Luisa, la princesa que habla con ángeles
La relación de la realeza con lo esotérico sigue vigente, como lo demuestra el caso de la princesa Marta Luisa de Noruega (1971), quien ha declarado públicamente que puede comunicarse con los ángeles desde niña.
En 2007 fundó una escuela de espiritualidad —originalmente llamada Astarte Education— donde enseñaba técnicas de canalización y desarrollo espiritual. En 2024 contrajo matrimonio con el chamán Durek Verrett, con quien promueve prácticas de sanación energética y espiritualidad alternativa.
Su vínculo con el mundo esotérico ha generado controversia en Noruega, especialmente por el uso de su título real en actividades comerciales.